Los Pumas quedaron a un paso de ganarle a Irlanda en Dublín por primera vez en su historia. Por detalles, no se les dio al seleccionado argentino, que cayó 22-19 en el Aviva Stadium, en el segundo test match de la ventana de noviembre.

El frenético arranque del encuentro terminó siendo clave para el “Trébol”. La primera alegría parecía ser para los dirigidos por Felipe Contepomi: tras zafar de la presión muy alta de Irlanda en la primera salida y en una jugada plagada de imprecisiones, Matías Moroni terminó apoyando en el ingoal rival. Sin embargo, la euforia duró pocos instantes. Tras revisar la jugada, el árbitro retrocedió, cobró un tackle alto del propio “Tute” al principio de la jugada y le sacó amarilla. Para colmo de males, de ese penal y el line consiguiente llegó el primer try para los europeos, obra de su apertura, Jack Crowley, quien también acertó la conversión para el 7-0 parcial.

El golpe fue difícil de digerir para Los Pumas. Irlanda aprovechó esos instantes posteriores: el centro Gary Ringrose capturó una pelota suelta en mitad de cancha y avanzó hasta quedar a pocos metros del ingoal. Con una defensa mal parada y en inferioridad numérica, los locales encontraron espacios por afuera y terminaron apoyando nuevamente a través de su wing, Mack Hansen. En poco más de cinco minutos, el “Trébol” ganaba 12-0 y parecía encaminarse a un triunfo abrumador.

Sin embargo, el seleccionado argentino reaccionó. Pocos minutos después, el tucumano Tomás Albornoz descontó con un penal bajo los palos. A los 17 minutos, con una ejecución de 44 metros, el propio “Cepillo” recortó aún más la brecha. Aunque todavía sufría la intensa presión y el veloz juego de manos irlandés, Argentina comenzaba a acomodarse.

Ante esta situación, los locales buscaron anotar de cualquier forma. Crowley lo logró con un drop que puso el marcador 15-6. Poco después, un nuevo penal lejano de Albornoz dejó el partido 15-9.

Cuando el trámite parecía permitirle a Los Pumas soñar con la remontada, Irlanda volvió a golpear. Tras un line ganado y una buena acción personal de James Lowe, Joe McCarthy anotó un nuevo try, convertido por Crowley. A menos de 10 minutos para el final del primer tiempo, los europeos se ponían 22-9. El resultado se mantuvo hasta el descanso, solo por la falta de eficacia de Los Pumas, que estuvieron muy cerca de apoyar en los instantes finales tras una extensa jugada de pick and go. De hecho, Pedro Rubiolo cayó dentro del ingoal rival con la pelota en mano, pero nunca llegó a apoyarla.

En la segunda mitad, la historia cambió claramente. Obligados por el marcador y corrigiendo falencias -sobre todo con el buen ingreso del tucumano Gonzalo García, que le dio más dinamismo al juego-, Los Pumas llegaron al try gracias a una gran acción individual de Juan Cruz Mallía. Este dejó a tres hombres en el camino y puso al seleccionado argentino, con la conversión de Albornoz, a seis puntos. Pocos minutos después, otro penal del tucumano ajustó aún más el marcador: 22-19.

Aunque quedaban 30 minutos, el resultado no se movió. Los Pumas tuvieron oportunidades, como un drop desviado de Albornoz, e incluso jugaron algunos minutos con un hombre de más tras la amarilla a McCarthy. Sin embargo, algunas imprecisiones propias les impidieron concretar buenas jugadas. Irlanda también generó chances, pero se encontró con una defensa argentina mucho más firme que en la primera mitad. Con un hombre menos, debido a la amarilla a Francisco Gómez Kodela, los argentinos lanzaron un ataque final que quedó a pocos metros del ingoal, pero terminó en knock on, sellando el triunfo irlandés.

Más allá del gusto amargo, el partido deja buenas sensaciones para Contepomi y sus dirigidos, que merecieron mejor suerte. En particular, el balance es positivo, porque en apenas unos meses de trabajo con el nuevo entrenador, el equipo empieza a encontrar regularidad en un nivel muy alto. Intentarán ratificarlo la próxima semana, en el último partido del año, ante Francia, en el Stade de France de París.